Del Infarto al Mundo Literario: Redescubriendo la Pasión y Rompiendo Mitos sobre la Jubilación
En este artículo te cuento como el infarto que casi me costó la vida terminó abriendo una puerta que me condujo a un nuevo mundo. Me reinventé y descubrí lo que realmente me gusta: escribir cuentos cortos sobre hechos reales.
Alejandro Borges
8/16/20253 min read
El Giro Inesperado: Cuando un Infarto Abre una Puerta
Como muchos de ustedes saben, un infarto agudo al miocardio (un ataque al corazón) fue, curiosamente, la llave que me abrió una puerta insospechada y me permitió descubrir mi verdadera pasión: la escritura. Tras cuarenta años de periodismo —los últimos treinta en televisión— y con la jubilación asomando en el horizonte, la idea de dedicarme a escribir ya bullía en mi mente. No como una profesión, sino como un hobby, algo que me llenara, al igual que otros eligen la música, la pintura, la fotografía o la carpintería.
La verdad es que no tenía claro sobre qué temas ni en qué formato lo haría. Las novelas no me atraían, y la idea de seguir escribiendo artículos periodísticos como freelance me generaba un rechazo visceral. Una suerte de "¡Sopa otra vez! ¡No!", como solía decir.
La Lección de la Vergüenza y el "Regalo Inesperado"
El infarto me dejó como gran aprendizaje un profundo sentimiento de vergüenza. Mi ignorancia para darme cuenta de que tenía síntomas más que claros de un problema cardíaco fue absurda. Máxime, cuando consideramos que las enfermedades cardíacas son una de las principales —si no la primera— causa de muerte, tanto en hombres como en mujeres, en Uruguay y muchos otros países. Esa reacción indiferente me llevó a "jugar a la ruleta rusa durante seis horas" con mi vida, según me explicó uno de los cardiólogos que me atendió. Reaccionar rápido, en muchos casos, puede marcar la diferencia entre la vida y la muerte.
En mi caso, vaya a saber uno por qué razón, "la bala no salió". Pero mientras me recuperaba tras el cateterismo, la colocación de un stent y una semana en el CTI, no podía deshacerme de esa vergüenza enorme. Con la intención de ser original y agradecer a los profesionales que me salvaron la vida, se me ocurrió escribir un cuento. Ese cuento, "Un regalo inesperado" (que si estás leyendo esto, seguramente ya lo has recibido de regalo al suscribirte a mi comunidad), hizo que los planetas se alinearan. A partir de las repercusiones que tuvo ese relato, supe de qué quería escribir: cuentos cortos, tomando experiencias de la vida real, que entretengan, atrapen, sorprendan y, de ser posible, que llamen a la reflexión. Pero sin ánimo aleccionador; simplemente compartir vivencias.
Desafiando los Mitos de la Jubilación: Reinventarse es Posible
Regresando al origen de mi "vida como escritor jubilado" después de los sesenta años. En los primeros meses, me enfrenté varias veces a una serie de preconceptos relacionados con la jubilación que me resultaban molestos, hasta agraviantes y, en algunos casos, hirientes. Descubrí —y tristemente recordé que esos pensamientos también fueron míos hace algunas décadas atrás— que para muchos integrantes de la PEA (Población Económicamente Activa), el jubilarse es sinónimo de "emitir el certificado de caducidad". De "no tener nada para hacer", "tener tiempo de sobra, pues no hacés nada", o "sentarse en el banco de la plaza a darle de comer a las palomas mientras esperás la parca". Incluso, hubo un comentario de una persona joven, medio en broma, medio en serio, que afirmó que "los jubilados no tienen de qué quejarse. Al fin y al cabo, les dan plata todos los meses por no hacer nada".
Toda esta andanada de comentarios, hechos sin malicia, lo reconozco y lo subrayo, me ponían de muy mal humor. Me sentía atacado y ofendido. Al principio, me enfrascaba en discusiones subidas de tono. Por suerte, los años no pasan en vano. En un momento de reflexión, asumí que no era productivo embarcarme en una aventura quijotesca tratando de cambiar "al mundo". Decidí dejar que las cosas fluyeran y me dediqué a trabajar en mí. "Es mucho más probable que tenga éxito buscando cambiar yo, que pretendiendo cambiar al mundo", pensé.
Entonces, no para demostrarle a nadie en particular ni para usarlo como argumento en alguna circunstancia. Simplemente, para darle satisfacción a mi espíritu, decidí: reinventarme.
Mi Propósito: El Sexagenario Escritor y Emprendedor
La meta: el sexagenario que infartó y que, en lugar de dedicarse a darle de comer a las palomas, se reconvirtió en escritor y emprendedor. Estudió. Leyó y releyó muchos libros. Se puso a escribir unas dos mil palabras por día. Hizo cursos de marketing digital. De escritura. Contrató informes de lectura, tanto a nivel nacional como internacional. Se aventuró a navegar en las redes. Lo estafaron; una, dos y hasta tres veces. De todas formas, siguió adelante. Finalmente, y luego de más de dos años, logró publicar su primer libro. Hoy tiene, además, su propio sitio web y un canal de YouTube.
No pretendo ser ejemplo de nada ni de nadie. Mi única intención es compartir experiencias de vida. Este artículo busca simplemente invitar a la reflexión. No hay "fechas de caducidad". Nunca es tarde para pelear por tus sueños.