El Precio Emocional de Emprender (Y por qué la Amistad se Desvanece)

Emprender tiene un precio. Descubre el lado oscuro de la quijotada: la pérdida de amistades valiosas y la duda. La historia de cómo la lluvia me enseñó el poder de la aceptación y la resiliencia.

Alejandro Borges

12/3/20253 min read

person in black hoodie and blue jacket
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Hola, querida comunidad de Escritor Resiliente.

Hoy no voy a hablar de grandes historias ajenas, sino de un día donde la desazón y un desconocido espíritu perdedor anidaron en mí. Me levanté viendo solo el medio vaso vacío. Lo primero fue verificar Amazon y Mercado Libre: el "cero" se transformó en una "ooooooooh" de agonía. Vi el inicio de la caída libre de mi libro, que parecía a punto de perderse en el océano de títulos inertes. La montaña de ejemplares junto a mi cama se sintió por un instante como el Monte Everest, inescalable.

Sentí que esta quijotada de más de dos años y medio de esfuerzo había llegado a su fin. Que mi amado emprendimiento había tenido una vida efímera, de apenas dos meses.

El Precio Más Caro: Cuando la Amistad se Desvanece

Como si la duda existencial no fuera suficiente, el día me tenía reservada una lección mucho más dura. Insistí en llamar a una persona que aprecio profundamente, alguien que me acompañó con entusiasmo y acciones muy concretas en el proceso del nacimiento de mi libro y su publicación en Amazon. Después de decenas de intentos en las últimas semanas, logré contactarla. Con tristeza, confirmé mi temor.

No entraré en detalles, pues respeto su postura y sé que solo daría una versión parcial. El hecho concreto es que, por la razón que sea, me pidió que eliminara su número y no volviera a llamarle.

El saldo me pareció muy caro. Nunca pensé que esta aventura de mi emprendimiento, que busca conectar y reflexionar, tuviera un precio tan doloroso en el plano personal.

El Mal Humor se Apoderó de Mí, hasta que Llegó la Solución

Me quedé pensando. Tuve que resolver problemas domésticos muy tediosos y noté que el mal humor se estaba apoderando de mí. Por suerte, algo sucedió: comenzó a llover a cántaros.

Después de mi infarto, no puedo correr. El nivel de pulsaciones supera el límite seguro, debido a la interacción de los medicamentos. Pero resiliente como siempre, no me lamenté, solo vi que lo que me encantaba era estar bajo la lluvia. Así que ahora lo hago, pero en lugar de correr, camino. Y descubrí que uno se moja igual.

En esa caminata me volví a llenar de energía. Salí con la idea de evaluar si no era tiempo de abandonar la quijotada. Pero poco a poco, comencé a recargarme. Hice un par de llamadas a personas que supuse podrían estar en una situación similar a la de la persona ofendida, y por suerte, no tuve la misma reacción. Luego comencé a atacar el tema de las ventas (cuyo único fin es financiar la publicación del segundo libro) desde otros ángulos. Así logré abrir un par de "puertas de esperanza".

Lo que la Lluvia Lavó: El Poder de la Aceptación

Mientras caminaba bajo las gotas gordas de esa lluvia refrescante, el celular sonó varias veces. Al final lo abrí y leí la noticia que tres amigos me habían depositado el dinero del libro que les había entregado con la condición de que lo pagaran cuando pudieran. Llegué a casa, me di un buen baño y aquí estoy, dando pelea por mi sueño.

Me quedó el dolor de la pérdida de una amistad muy valiosa, que se suma a otra persona muy cercana que se alejó al emprender este camino. En ambos casos, procuré el diálogo y ofrecí disculpas, aún sin entender mi falta. Uno me dijo que no tenía nada de qué hablar, la otra persona borró mis mensajes sin oírlos.

La lluvia lavó mi dolor y me dio una profunda convicción: Es imposible agradarle a todo el mundo. No se puede vivir sin equivocarse y, lo más importante, no hay una única verdad. Solo interpretaciones subjetivas de los hechos donde no todos manejamos la misma información, las mismas emociones y los mismos puntos de vista.

De aquí en más procuraré estar más atento y ponerme en los zapatos del otro. Pero hoy tengo la profunda certeza de que nadie es perfecto y que esa condición hace que los seres humanos a veces terminemos perdiendo algo que queremos, aun sin entender por qué.

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💧 Lava el Dolor y Acepta la Pérdida

La pérdida de una amistad valiosa es un precio muy caro, pero la profunda certeza de que no hay una única verdad te libera del juicio y del mal humor. Si estás atravesando una desazón personal o la duda existencial sobre tu quijotada, mi libro ahonda en la filosofía de la aceptación que te permite seguir dando pelea por tus sueños.

En él, profundizo a través de catorce historias reales (ficcionadas para proteger la identidad de los protagonistas), donde la resiliencia es la única respuesta para avanzar cuando toca enfrentar decisiones que ponen a prueba nuestra esencia.

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