La Batalla de Bocalandia: El día en que mi hijo me enseñó a ser un padre resiliente

Queridos amigos,

Hoy les voy a compartir una historia con sabor a nostalgia. Es la de un padre desesperado que, acorralado por la inocencia de su hijo de siete años, terminó encontrando un premio maravilloso. El origen de mi primer libro: La Batalla de Bocalandia.

Todo comenzó con una sesión en el dentista. Mi hijo, Maximiliano, le tenía un miedo terrible, como ocurre con muchos niños (y no tan niños). La diferencia es que los adultos dominamos ese temor. Vamos porque hay que ir, no porque disfrutemos de la experiencia.

Mi esposa Carmen lo llevó a ver a Sergio, el dentista de la familia. El consultorio estaba en el mismo edificio donde yo trabajaba. Ni Carmen ni Sergio podían lograr que Maximiliano abriera la boca. Tenía por lo menos dos caries y era imperioso solucionarlo. Tras intentarlo todo, me llamaron a mí. "La autoridad paterna" era la última esperanza.

Yo estaba a diez o quince minutos de una reunión de trabajo importante. Me acerqué al consultorio. Intenté "comprarlo" con una nueva pelota de fútbol. No funcionó. Le ofrecí ir al circo que había llegado a la ciudad. Tampoco cedió. El niño, con los labios apretados y los ojos llorosos, se acurrucaba en un rincón del consultorio.

Desesperado, y con la aprobación de mi esposa, cambié de táctica. "Maxi, tenés que entender que esto es algo que hay que hacer. Si no, cada vez va a ser peor. Hoy no vas a poder ver la televisión". La firmeza del niño era un muro. Mi impaciencia creció, la vergüenza también.

“No estás entendiendo”, le dije con voz autoritaria. “No tenés opción. Sergio te va a ayudar y punto. Es tu última oportunidad. Subite al sillón y abrí la boca o…”. El niño soltó un “¡no!” atronador, rompió en llanto y se tapó la boca.

Frustrado, me fui a mi reunión.

Esa noche, al regresar a casa, mi hijo me esperaba a la salida del baño. Me tomó de la mano y me llevó al jardín. Allí, había dos sillas de playa, una de adulto y una de niño, frente a frente. “Vos y yo no teníamos que hablar de hombre a hombre”, me dijo con voz serena y firme, invitándome a sentarme.

Esa conversación, lejos de ser la "batalla" que me había imaginado, se convirtió en la génesis de mi libro. Le hablé de una banda de seres invisibles que ingresaban a la boca y destruían los dientes. Su atención, y la sonrisa contenida de mi esposa, me demostraron el poder de una historia.

Esa misma noche, Maxi pidió hablar con Sergio. En tres sesiones, el dentista resolvió el problema. Sergio me alentó a escribir el cuento y me asesoró para no mentirles a los niños. Así nació La Batalla de Bocalandia, un cuento que no es cuento y que pueden encontrar en Amazon (https://amzn.to/482K21h).

Me despido con un consejo atrevido que nos dio una pediatra: “cuidado con lo que le dicen a sus hijos. Si les dicen que si vuelve a hacer tal cosa los van a matar, tienen que estar dispuestos a hacerlo. De lo contrario, no abran la boca. Por ese camino es que se pierde la credibilidad”. Espero que mi historia les sirva para prevenir situaciones similares y que nunca se sientan tan vulnerables como yo. Un fuerte abrazo.

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👑 La Mayor Batalla es la Credibilidad

La desesperación me llevó a la vergüenza, y ese quiebre fue mi gran lección de #ResilienciaPaterna. La historia de Bocalandia me enseñó el poder de la autenticidad y el costo que tiene perder la credibilidad ante un hijo.

Si buscas la fuerza para enfrentar tus propias "batallas de crianza" y transformar la frustración en aprendizaje, mi libro profundiza en las historias reales que forjaron mi filosofía de vida y me llevaron a ser un "Escritor Resiliente."

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