Mi 'Certificado de Caducidad': Los 3 Motivos por los que Nació Escritor Resiliente
¿Qué sucede cuando la sociedad te entrega el 'certificado de caducidad'? Yo también recibí ese mensaje. Aquí comparto los tres motivos inesperados que me llevaron a la escritura resiliente: el infarto, la jubilación y el redescubrimiento de mi propósito de vida. Para mí, la tercera edad es el momento ideal para encontrar un nuevo sentido.
Alejandro Borges
11/15/20253 min read
La Pregunta de un Niño
Hola, comunidad de Escritor Resiliente. Hace poco, el hijo de un amigo me hizo una pregunta sencilla pero profunda: "¿Por qué elegiste ser escritor?"
Le respondí con honestidad: "Lo que pasa es que, después de viejo, luego de la jubilación, recién descubrí que escribir es lo que más me gusta."
Esa conversación me dio la claridad de que mi desembarco en este proyecto no fue casual. Fue la convergencia de tres fuentes inesperadas. Esta es la historia de por qué nació Escritor Resiliente.
1. El Placer de Contar: La Semilla del Periodista
La primera fuente es simple: mi gusto de toda la vida por la escritura. Esa pasión, sembrada con las "redacciones en la escuela", me llevó a una larga vida de más de cuarenta años como periodista.
Sin embargo, la pasión extraordinaria que hoy me atrapa y me hace sentir pleno, floreció de forma contundente después de mi infarto.
2. El Infarto y la Búsqueda de la Reflexión
El infarto fue un catalizador. La repercusión del cuento que regalé a mis doctores desató un tsunami. Mi camino se hizo claro: quería escribir cuentos cortos basados en historias reales, que fueran entretenidas e invitaran a la reflexión profunda.
Desde el inicio, mi norte fue claro: no soy un gurú ni un psicólogo. Comparto mis experiencias de vida con sinceridad. Mi vanidad como escritor es que el lector, al terminar un cuento, se ponga en los zapatos de alguien más, reflexione o, sencillamente, consolide su propia postura sobre el tema.
3. La Jubilación: El 'Certificado de Caducidad' y el Redescubrimiento
La tercera razón es la más dura. Cuando el infarto me forzó a la jubilación, me encontré "del otro lado". Experimenté cómo la sociedad, a través de mensajes codificados o bromas sarcásticas, te envía un "certificado de caducidad".
Conceptos como: "los jubilados tienen tiempo de sobra" o la broma pesada de "ir al banco de la plaza a darle de comer a las palomas" me resultaron indigeribles. Lo más doloroso fue darme cuenta de que, de joven, yo también había participado en esa línea de pensamiento.
En lugar de enfrascarme en discusiones estériles, decidí ponerme a hacer algo útil. No para demostrarles a ellos, sino para demostrar que en la tercera edad aún se tiene algo para dar. Aún se puede aprender: desde a escribir de forma decente, hasta a construir tu propio sitio web.
Esta acción me llevó al redescubrimiento de la conexión humana. Las devoluciones de mis lectores beta, las confesiones y el informe de lectura profesional que contraté en España me dieron la señal definitiva de que este esfuerzo valía la pena.
Reflexión Final: El Benjamin Button de la Escritura
Esa confirmación me llevó a una decisión innegociable: cada día debo hacer algo por Escritor Resiliente. Leer, escribir, pensar una frase, inventar una acción de marketing. No importa el qué, sino la acción.
Soy consciente de que me queda menos tiempo para soñar. Pero he decidido vivir lo que me quede como una especie de Benjamin Button. Escritor Resiliente nació viejo, pero lo acompañan sesenta años de experiencia, el amor por la escritura, y la necesidad innata de contar historias para entretener y compartir.
Estas son las razones por las cuales soy un Escritor Resiliente. Es la forma más auténtica de ejercer la felicidad.
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Esta historia es un ejemplo de los desafíos que abordamos constantemente en la vida: la lucha contra el ego, el peso de las decisiones difíciles y la necesidad de reconstruir para avanzar.
Si esta reflexión sobre la condición humana y la búsqueda de la autenticidad resonó contigo, te invito a adentrarte en mi primer libro.
En él, profundizo a través de catorce historias reales (ficcionadas para proteger la identidad de los protagonistas), donde la resiliencia es la única respuesta para avanzar cuando toca enfrentar decisiones que ponen a prueba nuestra esencia.
