Vida en cuatro pilares: la lección que decodifica conflictos
Aprende la lección de los 4 pilares (Pareja, Familiar, Laboral, Social). Descubre por qué los conflictos y el estrés provienen del desbalance. Clave para decodificar comportamientos en 15 minutos.
Alejandro Borges
11/15/20254 min read
Hola, comunidad de Escritor Resiliente.
Hoy quiero compartirles una de esas claves que, con el tiempo, se ha convertido en un pilar fundamental de mi forma de ser y de vivir. Es una herramienta que me ha ayudado a entender mejor el complejo tapiz de la existencia humana y, sobre todo, a conectar con las personas de una manera más profunda y empática.
Hace más de cuatro décadas, cuando recién me asomaba al fascinante mundo del periodismo, la persona que me guio en mis primeros pasos me lanzó una frase que en aquel momento sonó a eufemismo, o al menos, algo que escapaba a mi joven comprensión. Me dijo: "Esta profesión es como un bichito. Una vez que te pica, te va a dejar efectos para el resto de tu vida".
Con el correr de los años, me di cuenta de que era totalmente cierto. Ser periodista te cambia la mirada sobre la vida. Donde muchos ven un desvío de tránsito y se lamentan por la demora, el periodista, casi por instinto, se pregunta cuál será la causa que lo genera. Asume que, detrás de esa interrupción, puede esconderse una noticia.
Así como el periodismo reconfiguró mi manera de percibir la información que me brinda la realidad, hubo otro aprendizaje, igualmente transformador, que me ayudó a "entender y decodificar" a la gente. Fue un curso excepcional que hice hace décadas y que, lamentablemente, no recuerdo quién dictó (de lo contrario, lo citaría con gusto). Lo que sí grabé a fuego fue su lección central sobre "cómo funciona" básicamente el ser humano.
El Círculo de la Vida y sus Cuatro Pilares
Imagina una pizarra. El profesor dibujó un círculo grande y lo dividió en cuatro partes iguales con una cruz que se unía justo en el centro. Nuestra sorpresa creció cuando, dentro de cada cuarto, escribió una palabra. Al final, el diagrama se veía así: PAREJA, FAMILIAR, LABORAL, SOCIAL.
Nos explicó que la vida de las personas se desarrolla, de base, dentro de esas cuatro áreas fundamentales: la relación de pareja, lo que sucede en el ámbito familiar, las amistades y los vínculos (el plano social), y el mundo del trabajo (el plano laboral).
A partir de esta idea tan simple, el profesor nos brindó dos descubrimientos que, a lo largo de los años, se convirtieron en herramientas fundamentales para desentrañar misterios o entender comportamientos a priori inexplicables.
El Equilibrio Personal y las Interconexiones
La primera clave es que esa división en cuatro partes nunca es equitativa. Cada persona tiene su propio equilibrio. Algunos dedican más espacio a la familia y menos a la vida social; otros priorizan la pareja por encima de todo. Cada cual ajusta sus porcentajes, y es cuando ese equilibrio personal traspasa los límites de la "tolerancia mínima de atención" en alguna de esas áreas, que suelen aparecer los problemas.
Pero el profesor añadió un dato aún más curioso y, para mí, revelador: la interacción y los desequilibrios entre las áreas.
Piensa en esto: una persona puede tener todo lo que desea en su trabajo. Hace la tarea que más le gusta, tiene el mejor equipamiento, las herramientas necesarias, el horario preferido, los compañeros ideales. Y sin embargo, se muestra inconforme, desanimada o de mal humor. Sus encargados, lógicamente, se rompen la cabeza buscando una respuesta dentro del área laboral.
¡Y ese es el gran y frecuente error!
Tal vez esa persona esté atravesando un problema delicado con su pareja, o un conflicto familiar profundo, o un problema de salud grave con un ser querido. Lo que vemos en el plano laboral es, a menudo, solo el reflejo de ese malestar que lo aqueja y lo martiriza en otra de las áreas del círculo. Si alguien está al borde del divorcio o tiene un familiar con una enfermedad seria, ¿no es comprensible que se muestre alterado o distraído en el trabajo?
Esta explicación, que al profesor no le llevó más de diez o quince minutos, fue una verdadera llave mágica. De alguna manera, me ayudó a aplicar una suerte de "pensar afuera del cuadrado" para encontrar explicaciones a lo presuntamente inexplicable.
La Delicadeza como Herramienta
Eso sí, la aplicación de esta comprensión siempre debe hacerse con la máxima delicadeza. No se trata de ser invasivos, confrontativos o meramente pragmáticos, diciendo algo como: "te damos todo lo que querés y vos sos un desagradecido". No.
Se trata de un "Te notamos raro. ¿Te pasa algo? ¿Te podemos ayudar?"
Esas simples palabras, dichas en el momento y lugar justo (de preferencia en privado, claro está), son una suerte de llave mágica que nos conduce a una solución "ganar-ganar" la mayoría de las veces. Abren una puerta a la confianza y la conexión, permitiendo que la persona se sienta vista y apoyada.
Antes de despedirme, quiero recordarles que, en el espacio de Escritor Resiliente, no busco "dictar cátedra" ni enseñar a cómo transitar la vida. Mi única intención es compartir experiencias que, desde mi perspectiva, considero que vale la pena dar a conocer.
Hasta la próxima, y espero que este "cuarto de círculo" les sea tan útil como lo fue para mí.
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